lunes, 17 de diciembre de 2012

LA SEMANA DEL FIN DEL MUNDO

Me vais a perdonar que hoy me vaya un poco por los Cerros de Úbeda; que me salga ligeramente (...y solo ligeramente) del ámbito de la Maternidad y la Crianza en esta reflexión. Hoy necesito darle vueltas a una cuestión que me trae bastante de cabeza desde hace un tiempo, y necesito hacerlo aquí, en voz alta.
Allá vamos:
Me preocupa, me angustia y me entristece profundamente la debacle emocional que está viviendo el mundo. Crisis económica y financiera a nivel global, crisis ecológica (irreversible?), crisis de Ideas y de Creencias, y por encima de todo, la peor de todas, la más peligrosa, una palpable crisis de Fe en el Ser Humano. Palpable, visible, evidente y absoluta. Se nota en todas las caras que te cruzas por la calle. Se siente en el ambiente vayas donde vayas. Se intuye en esa absurda paranoia milenarista que engorda periódicos, revistas y hasta informativos en los últimos meses (sabíais que un 20%... repito: UN 20%!!!!!!! de la población española cree que el fin del mundo llegará este mismo viernes?????) Se escucha en todas y cada una de las conversaciones que flotan a nuestro alrededor... Todo está mal mires donde mires y, mires donde mires, siempre encontrarás a alguien que rubrique la situación con un aplastante "esto ya no hay quien lo arregle". El mundo está hecho una porquería, sí, quizás, pero he querido llamar a esta situación debacle emocional porque, de verdad, creo que el más grave de los males, la más grave de las crisis que estamos sufriendo, es la espiritual. Y no entendamos ese espiritual en un sentido místico y pseudoreligioso, vale? Con ese término me refiero a todo aquello que afecta a nuestra vida emocional; todo aquello que oscurece nuestra capacidad de sobreponernos a las adversidades; todo aquello que vapulea nuestra ilusión y nuestras ganas de soñar y luchar por esos sueños; todo aquello que nos paraliza y nos vuelve cobardes y apáticos; todo aquello que nos pone tristes, que nos impide sonreir, que nos empuja a la desesperanza y al hastío. Esa horriblemente presente sensación de hastío...
Me pregunto qué clase de seres humanos puede florecer en este ambiente aplastante, asfixiante y opaco. Me pregunto qué clase de adultos serán en el futuro nuestr@s niñ@s de hoy, empáticos, creativos y generosos, si crecen viendo a su alrededor solo caras largas, si crecen oyendo palabras feísimas a todas horas (crisis, suicidio, pobreza, paro, desesperación...), si no pueden absorber el poder creador de las emociones positivas porque apenas las perciben en su entorno...

http://psicoletra.blogspot.com.es/2011/07/algo-sobre-la-tristeza.html

Padres crispados porque tienen sus vidas hipotecadas hasta el infinito (y más allá...), profesores aborregados y sin motivación ninguna, médicos que han perdido la ilusión por su profesión, políticos en los que nadie cree pero a los que (casi) nadie se atreve a dar la patada en el culo que se merecen... previsiones agoreras para los próximos 25 años, un 40% de la población en la pobreza en cuestión de una década y la amenaza del Fin del Mundo guiñando un ojo burlona desde el horizonte (porque ahora estamos con la tontería del 2012, pero después será la inminente inversión de los polos magnéticos, el asteroide 27-K escondido tras los anillos de Saturno o el deshielo de la Antártida. No nos engañemos: El miedo está ya bien anclado en nuestras conciencias y va para largo...) Este es el mundo en el que están creciendo nuestros hijos y nuestras hijas. Este es el pesadísimo y más que nublado cielo bajo el que, a pesar de todo, siguen jugando.
Confieso antes siquiera de formularla que no tengo la respuesta a la pregunta que me reconcome y que me llena de lágrimas los ojos: Qué podemos hacer por ell@s, por nuestr@s niñ@s, en esta situación??? Qué puedo hacer yo para rescatar a mis hij@s de esta losa de negatividad que nos aplasta??? ...???
La situación del Mundo es mala. Lo es. La situación de las personas es muy mala. Mucho. Todo está patas arriba y en muchas ocasiones el miedo y la rabia son tan fuertes que no nos dejan respirar. Lo sé. Lo estoy sintiendo. Lo estoy viviendo. Pero me parece tan injusto condenar a nuestros peques a tal miseria emocional...
Llamadme ingenua pero yo sigo creyendo en la fuerza del Ser Humano para romper con su destino aparente y construir mundos nuevos, nuevos universos, un nuevo orden más justo, más respetuoso, más humilde y más positivo para todos. Sigo creyendo en el Ser humano, aunque quizás no en el actual sino en ése que heredará la Tierra en unos años, que ya la está heredando y que tiene que aprender a relacionarse con ella de otra manera, a relacionarse de otra manera consigo mismo y con los demás. Nuestra generación ha perdido la energía de la ilusión, pero yo quiero que en las generaciones futuras esa ilusión se recupere, que l@s niñ@s de hoy se sientan, mañana, adultos capaces de guiar sus pasos por un camino y en una dirección más luminosa.
No sé cómo voy a hacerlo (y quizás lo sepa aún menos dentro de unos meses si pierdo el trabajo, el piso y todo lo que aún puedo perder...), pero voy a conseguir que, a pesar de todo, mis hij@s sean felices y se conviertan en Seres Humanos Integros, Buenos y Optimistas.
Quizás el primer paso sea empezar a sonreir un poco más...

http://noticias.starmedia.com/fotos/paises-mas-felices/ninos-felices.html