viernes, 25 de mayo de 2012

PARTO Y RESPETO

Faltan un par de días para que termine la que ha sido llamada SMPR, Semana Mundial por el Parto Respetado. Semana Mundial por el Parto Respetado... Parto Respetado... Da qué pensar...
¿Qué es en realidad un Parto Respetado? ¿A qué nos estamos refiriendo cuando usamos estas palabras? ¿De qué le estamos hablando a la sociedad con nuestras actividades de esta semana, con nuestras charlas, proyecciones, artículos? ¿Qué reivindicamos?
Parto Respetado. Sigo dándole vueltas...
¿Para qué o quién pedimos este respeto? ¿Para la mujer de parto o para el parto en sí? ¿Queremos que se respete la dignidad, la voluntad y el poder de decisión de las mujeres... o queremos que se respete la fisiología del parto, su desarrollo espontáneo y su curso natural?
Me inclino a pensar, y ésta es una reflexión absolutamente personal, que el trabajo a realizar en esta semana especial de reivindicaciones y pellizcos en la conciencia, en ésta y en todas las demás semanas que nos quedan por delante, es justamente el que tiende a aunar en una sóla ambas causas. Esto es, lograr que las mujeres asimilen como "lo más deseable", "lo mejor" y "lo más NORMAL" el parto no intervenido; que lo demanden, que lo defiendan, que lo exijan, que lo hagan respetar y, así, se hagan respetar a sí mismas como agentes del mismo.
Pero claro, para ello es fundamental que primero lo conozcan y lo entiendan...
A día de hoy tengo la sensación de que aún estamos un poco demasiado lejos de esta reivindicación ideal. Me parece que la lucha por el parto respetado se nos queda todavía un poco "coja" porque solo responde a la demanda de una minoría informada de mujeres. Mujeres que sí, que lo conocen y lo entienden. Solo esa minoría exige esta semana que se las respete a ellas y se respeten sus partos. A las demás mujeres la batalla ni les va ni les viene, en el mejor de los casos, y en el peor lo llegan a considerar una especie de ataque, lo contemplan con recelo y desconfianza. He visto gestos claros de desprecio en algunas de ellas al pasar por delante del cartel conmemorativo que cuelga en la puerta de mi tienda; y he oído comentarios al vuelo del tipo "-...bah, esto es algo de "ésas" que paren en casa", "-Sí, sí, eso, y la que necesite una cesárea que se muera, no?! (verídico...), o " Uy, quita, quita, donde esté una buena epidural..."


Quizás retorciendo un poco ese aspecto dual de la expresión Parto Respetado, reconociendo que puede referirse al respeto por las mujeres de parto tanto como al respeto por el parto mismo, podamos llegar a la conclusión de que también estas mujeres que defienden y buscan un parto protocolizado, medicalizado e intervenido tienen derecho a que su decisión se respete, ¿no? Respetar la opción de parto de estas mujeres, no obstante, supone desatender el respeto debido al parto mismo, al parto como proceso fisiológico natural. Y eso no puede consentirse. Hay una perversión dialéctica inaceptable en este argumento.
Pero claro, es que enfocarse solo en salvaguardar este aspecto, aun pasando por encima de la sensibilidad de algunas mujeres... Trabajar por un parto respetado que ellas rechazan y hacerlo al margen de ellas, enfrente de ellas, en "otro bando"... No sé, hay algo ahí que tampoco me convence... En realidad no puedo evitar pensar que también constituye una enorme falta de respeto hacia esas mujeres el hecho mismo de que alguien o algo les haya hecho llegar a pensar y sentir de esa manera; que esa misma sensibilidad equivocada es la muestra de que han sido gravísimamente faltadas al respeto en su calidad de mujeres y de "paridoras"; que han sido engañadas, estafadas, manipuladas...
Necesitamos con urgencia resolver esta situación de contradicción intrínseca. Es prioritario conseguir que el respeto en el momento del parto sea algo a exigir tanto para las mujeres que paren como para su propio acto de parir. Y para ello lo básico, lo fundamental, como casi siempre, se resume en una palabra: INFORMACIÓN. Lo básico, lo fundamental, lo más importante es, creo, empezar por normalizar la información que cada mujer recibe acerca de qué es ( y qué no...) un parto. Y ese trabajo, ímprobo, colosal, enorme, nos incumbe y nos afecta a tod@s, y tod@s debemos arrimar el hombro para llevarlo adelante.
- El personal sanitario (matronas, ginecólogos, enfermeras, pediatras, anestesistas, ecografistas...) DEBE actualizarse y debe involucrarse activamente en la labor de informar de forma completa y correcta a las mujeres tanto durante el embarazo como en el momento de parir. Basta de patologizar la gestación con pruebas absurdas, de infantilizar a las mujeres en las consultas, de decidir por ellas, y de dar cosas por sentado. No es aceptable que a estas alturas haya mujeres (muchas...) que, incluso después de semanas asistiendo a los llamados "Cursos de Preparación al Parto", creen que es imposible parir a un bebé de nalgas por vía vaginal...
- Los hospitales y maternidades DEBEN adaptar sus instalaciones y protocolos a la naturaleza real (no-manipulada, no-adaptada, no-intervenida) de los partos. Menos potros obstétricos y más matronas capaces de atender un parto vertical. Menos cunitas de metacrilato en las habitaciones y más capacidad para promover la lactancia materna del neonato. Menos cardiotocógrafos y más acompañamiento real a las madres. Menos luz, menos voces y menos gente en el paritorio y más atención personal a la familia que está naciendo...
- Los medios de comunicación DEBEN evitar el ensalzamiento de modelos de atención al parto basados en la dominación y la violencia (todas sabemos de qué hablo...), y también la justificación y frivolización de formas antinaturales y peligrosas de parir (cesáreas concertadas, inducciones programadas por cuestiones de agenda, packs megafashions parto+liposucción, etc...). El cine y la TV son en buena medida responsables de la calidad del imaginario colectivo que ilustra nuestra percepción social de lo que es un parto; no deberían descuidar más esta responsabilidad...
- Nosotros mismos como educadores de nuestros niños y niñas DEBEMOS esforzarnos en trasmitir a las generaciones venideras una idea limpia, sana y natural del nacimiento y del acto de parir. Da mucha pena escuchar a una niña de ocho años preguntar a una madre recién parida, con los ojos abiertísimos y esa inocente fascinación de l@s niñ@s por lo "gore", "-... Y te han dado muchos puntos ahí abajo???" , dando por sentado que un parto incluye una raja y que esa raja hay que
coserla...

Hay muchos frentes a tener en cuenta pero un solo objetivo a perseguir cuando llamamos al orden a todos ellos: Mostrar el parto como un acto saludable, natural, hermoso, positivo, un proceso NORMAL par el que las mujeres estamos fisiológicamente preparadas, algo que somos capaces de hacer por nosotras mismas (basta ya de ginecólogos que "hacen partos", por favor!), algo que no da miedo y que merece, por encima de todo, el mayor de los respetos.
Si logramos que este panorama soñado se haga real, que las mujeres capten a su alrededor de manera natural y cotidiana este mensaje, que lo entiendan y lo acepten, estaremos dando sentido, de verdad, a la expresión Parto Respetado. Estaremos respetando de verdad el parto y a las mujeres que paren.

martes, 15 de mayo de 2012

UN BEBE DE CARA AL MUNDO

EL pasado fin de semana hemos celebrado aquí, en Balmaseda, nuestro tradicional Mercado Medieval. Como cada año, el pueblo se ha llenado de los colores más vivos, de música y gritos, de un montón de olores y texturas especiales... Animales exóticos, puestos de venta con objetos de lo más curioso, equilibristas, fakires y magos, caballeros malhumorados de armaduras relucientes, damas delicadas con riquísimos vestidos largos... Vendedores ambulantes, animadores varios, gentes del pueblo y turistas, muchos, muchísimos, una cantidad abrumadora de turistas. Caminar por las calles de la Villa, entre una cosa y otra, era una tarea complicada y a veces ¡hasta peligrosa! Una locura fascinante.
Pues bien; en medio de este jaleo me ha sorprendido (o quizás no tanto, por desgracia...) cruzarme con decenas (no uno, ni dos, ni seis, ni diez...) de bebés pequeñitos, muy pequeñitos, que o bien recorrían el Mercado metidos en sus carritos o, aún peor, colgando en distintos artilugios portabebés de dudoso diseño e incierta seguridad. Y TODOS, sí, TODOS, de cara al mundo, mirando hacia la calle, enfrentados al ruido, al bullicio, a un tremendo caos sensorial, a una enorme marea de estímulos.

Y me ha dado mucha pena, la verdad.
¿Tanto nos hemos desconectado de nuestros bebés que nos hemos vuelto incapaces de reconocer su naturaleza más básica, su vulnerabilidad, su sensibilidad extrema, su extrema necesidad de protección?
Es curioso, porque en los talleres de porteo que organizo la mayoría de las madres se muestra reacia a colocar a sus bebés pequeñitos a la espalda y casi todas coinciden al explicar que sienten este cambio de ubicación como una especie de "separación", que es un paso que les cuesta dar porque les supone romper un vínculo importante con sus bebés. Dejar de ver al peque, dejar de tenerle al alcance de sus manos y sus besos, apartarle de la posición frontal, de ese abrazo cercano al pecho y al útero y pasarlo a la espalda lo interpretan de manera inconsciente como una suerte de "abandono", de "pérdida", como si el bebé quedara desamparado y desprotegido... o como si quedaran desamparadas y desprotegidas ellas mismas! Sin embargo la posición de cara a la marcha, que es la que realmente les desprotege y abandona, ésa no solo la piden y preguntan por ella sino que, me consta, me la traen a los talleres recomendada por la pediatra. Según les dicen a los padres en la consulta, es una manera estupenda de estimular a los bebés, de que conozcan el mundo y "se espabilen".
Madre mía...
Vamos a dejar ahora al margen el tema de los problemas fisiológicos que esa postura puede acarrear, y nos centraremos tan solo en el impacto emocional que provoca, ¿de acuerdo? Bien...
Cuando colocamos a un bebé de cara a la marcha, mirando hacia nuestro frente, de espaldas a nosotras, le estamos exponiendo a la totalidad de los estímulos que hay ahí fuera, a todo lo que hay que ver, a todo lo que hay que oír, al soplar del viento, al ladrido de los perros y al brillo chillón del sol en los parabrisas de los coches. Para el bebé todo esto es nuevo y atractivo, y al mismo tiempo, precisamente por nuevo y desconocido, un poquito aterrador. ¿De dónde ha salido ese estruendo? ¿Será una amenaza para mí? Y ese señor tan grande que vocifera y hace aspavientos con los brazos, ¿va a hacerme daño? ¿Tengo que temer a ese río de rostros desconocidos que se avalanzan sobre mí casis sin mirarme?... Un bebé no tiene los recursos intelectuales suficientes para responder por sí mismo a estas cuestiones que, de manera pre-lingüística, seguro que se está formulando. No tiene experiencia del mundo como para distinguir qué es peligroso y qué no. No puede entender que la música estridente es eso, música, y no un elemento ensordecedor y hostil, que las mazas de fuego del malabarista son un espectáculo y que los centenares de manos que se acercan a hacerle carantoñas lo hacen con buenas intenciones. !No puede! Un bebé recibe los estímulos del mundo con los ojos como platos, atento al más mínimo acento, absorbiéndolo todo como una esponja... pero una vez absorbidos, no los puede interpretar. Para lograrlo, para dar este nuevo paso en su relación con el mundo necesita tener acceso a la reacción de su persona de confianza y referencia, de su mamá, de quien le acompaña en ese paseo; necesita ver, oír, sentir qué ocurre en el rostro de esa persona, si se asusta, si se mantiene tranquila, si parece preocupada o divertida... La actitud de esa persona ante todas esas experiencias que está viviendo le da la pista que precisa para saber si él mismo debe asustarse o se puede sentir seguro y tranquilo. Pero claro, un bebé que viaja por el mundo de espaldas a su cuidador, pierde esta pista y se queda desoladoramente sólo...
Un bebé de cara al mundo está perdido.
Un bebé de cara al mundo no sabe lo que está viendo, no sabe lo que oye, no entiende nada, y cuando todo este caos sensorial le supera y le agota ni siquiera tiene la opción de refugiarse en el cuerpo del portador, no puede "mirar hacia otro lado", no hay un lugar seguro y familiar hacia donde mirar.
Es tristemente curioso que mantengamos ese instintinto conservador que nos dificulta llevar a los bebés a nuestras espaldas y, sin embargo, no nos demos cuenta de lo devastador que puede ser conservarlos en nuestro pecho, sí, pero de espaldas a nosotros.
Es espantosamente triste que los profesionales que nos cuidan (??) lo hagan recomendándonos conductas como ésta desde tamaña ceguera.
Habría que empezar a analizar qué clase de prejuicios culturales nos ciega así, a qué tipo de corriente social nos estamos entregando que nos lleva a criar a nuestros bebés de esa manera tan extraña...




sábado, 5 de mayo de 2012

YO TAMBIEN VOY A ESCRIBIR SOBRE BABYBOOM

No quería tener que hacerlo. De verdad que no me apetecía nada escribir sobre este tema, en serio, ya sabéis que comentar lo que se ve o se dice en la televisión acerca del tema parto siempre me da mucho yuyu; pero es que... Es que me está pasando lo que yo creo que nos está pasando a casi todas: Que o lo vomito, o reviento. Que si me callo y me lo trago siento que me voy a envenenar. Que, como diría mi abuela, hay cosas que claman al cielo y ante las que no se puede pasar de largo. No es que no se deba pasar de largo; es que NO SE PUEDE, es que es imposible, es que es imperativo tomar partido y dejar clara una postura. Es que...
De verdad que me cuesta hasta encontrar las palabras.
Soy consciente de que este blog lo leen algunas amatxus ajenas al ámbito... cómo llamarlo... a ese ambito en el que muchas otras nos movemos compartiendo blogs, asociaciones, listas de correo, foros, etc. Mujeres que no dedican su tiempo a ver videos de partos fisiológicos por internet, que no tienen una copia de las recomendaciones de la OMS subrayada y con anotaciones al margen, que no han oído hablar de cosas como "parto sin violencia", "cóctail de hormonas" ni "el planeta parto", ni de personas como Leboyer u Odent. Estas mujeres, probablemente, tampoco han escuchado nunca la expresión "violencia obstétrica". Bien. Para todas ellas, voy a intentar escribirlo bien claro:
"La violencia obstétrica es un TÉRMINO LEGAL que describe los DELITOSVIOLACIONES por parte del personal de salud en contra de los derechos de una mujer embarazada que esté en trabajos de parto."
La definición está extraída de Wikipedia, no es un arrebato extremista y radical que yo misma me haya sacado de la manga. Me he limitado a remarcar con mayúsculas y negrita los términos que considero fundamentales: Es un término legal, y hace referencia a delitos y violaciones. Vamos, que estamos hablando de algo muy serio... Estamos hablando de que las personas que provocan una situación de violencia obstétrica deberían ser considerad@s delincuentes.
Vale. Y... ¿por qué me pongo a hablar aquí de violencia obstétrica, de violaciones y de delincuentes?
Porque eso, eso precisamente y no otra cosa, es lo que estamos viendo los viernes por la noche en ese nefasto y obsceno programa de La Sexta llamado BabyBoom.
No voy a ser condescendiente. no voy a ser políticamente correcta y no voy a preocuparme por si a alguna lectora le molesta mi manera de expresarme. No estoy escribiendo esto como una opinión personal relativa a mis propios gustos y preferencias, no, estoy tratando de llamar la atención sobre algo gravísimo, y es que una situación que roza lo delictivo se está emitiendo en horario de máxima audiencia, comentado por una dulcísima voz en off y que hay muchas-muchísimas mujeres que lo están siguiendo con los ojos y la boca abierta pensando algo así como"-Oh, un parto, qué cosa más bonita..." Es como si de pronto un programa hiciera públicos los archivos secretos de un pederasta y todos al verlos exclamáramos sonrientes: "-Oh, fotos de niñ@s, qué cosa más tierna!" Nos estamos volviendo locos??????
Queridas madres y madres futuras que me leéis, "eso" que se ve en ese programa no son partos. Los partos no son así. Lo que vemos en ese programa son vejaciones, humillaciones, abusos de poder, faltas de respeto y de humanidad... son las salidas de tono de un personal sanitario incompetente que no debería, jamás de los jamases, entrar en contacto con algo tan valioso, tan enorme y tan casi-sagrado como es una mujer de parto. CUALQUIER mujer de parto, sea cual sea su historia, su circunstancia y hasta su comportamiento. Sí, he dicho de la mujer de parto que es algo "valioso, enorme y sagrado" porque lo es, de igual forma que puede convertirse en algo frágil, vulnerable y necesitado de todo el amparo y la contención del mundoY sí, sí, he dicho "personal sanitario incompetente" porque considero que una matrona o un obstetra deben saber, si quieren ser llamados "buenos profesionales", cómo tratar a una mujer de 19 años que perdió a su primer hijo menos de un año atrás y que ahora, en el paritorio, está aterrorizada y absolutamente invadida por aquella experiencia. Y si no saben cómo hacerlo, y en el programa de ayer dejaron bien claro que no lo saben (qué terrible e innecesaria cruelad...), no son personal competente. Punto y pelota.

http://www.lasexta.com/lasextaon/babyboom/completos/ultimo_programa_completo_de_baby_boom__peticion_de_mano_en_directo/609053/1
(... os copio el enlace por si necesitáis refrescar la memoria sobre esta historia...)

Lo que estamos viendo en ese programa no puede rubricarse con un "oh, un parto, qué cosa más bonita..." porque en un parto no puede valer todo. Lo que importa es que el bebé nazca vivo y sano, claro que sí, es innecesario que el personal protagonista del programa nos repita eso una y otra vez porque es algo que todos sabemos y en lo que estamos de acuerdo. Pero velar por la vida y la salud de un recién nacido no tiene por qué implicar ningunear, insultar, despreciar y maltratar a la mujer que lo está pariendo. De hecho, velar DE VERDAD por la vida y la salud de ese bebé debería implicar velar también por la salud y el bienestar de su madre, y cuando hablo de su salud y de su bienestar no me refiero solo a sus constantes vitales y a su percepción del dolor: También estoy hablando de su autoestima, de su confianza en sí misma, de la experiencia positiva de su maternidad... De todo lo que va a posibilitar que, pasado el parto, esa mujer sea capaz de relacionarse con su hij@ de una manera sana y feliz. Por el amor de Dios, qué clase de posparto le espera a esa pobre chica a la que, minutos después de parir, todo el personal presente en su parto le abronca por no colaborar y le dicen cosas como "- Que sepas que tu hijo ha estado a punto de morir por tu culpa!" ??? Y qué clase de posparto le espera, en consecuencia, también a ese bebé! Se me ponen los pelos de punta...
Quiero dejar claro, y lo voy a decir muy alto, que para nada me estoy refiriendo ni me voy a referir en este artículo al hecho de que en el susodicho hospital del programa se realicen más o menos cesáreas o inducciones, que se tire más o menos de oxitocina sintética y de monitores contínuos, que se presione más o menos para que las madres opten por la anestesia (o analgesia, como alguna matrona prefiere llamarla en el programa...) epidural, que se les obligue a parir tumbadas o que se les dirija los pujos. Todo eso puede ser (y de hecho lo es, seguro) muy malo, pueden ser prácticas muy erróneas y puede conllevar un montón de problemas y de patologías en mamás y en bebés. Es cierto, y es denunciable, sí, y es por desgracia un panorama común a muchos otros hospitales y a muchas otras maternidades del país. Lamentablemente, es así. Pero no es ése "el tema". No es a eso a lo que voy. No es eso (o no es eso solo, o no es eso fundamentalmente...) lo que anoche me hacía saltar las lágrimas mientras veía la tele: Era el trato a las madres, era el respeto perdido, la deshumanización, el miedo de esa chica, la crueldad de la ginecóloga, las burlas a otras madres en el programa anterior, la desinformación a la que les someten, la falta de empatía, la sensación de terror en todas ellas, la soledad, el miedo otra vez...
Nadie debería parir así. Ninguna mujer debería ser sometida a tal VIOLENCIA.
Y nadie que cometa violaciones como ésas debería quedar impune, ni legal ni socialmente.
No es bonito, no señor, no lo es...
No voy a meterme a discutir la parte de responsabilidad de la dirección del programa, de la productora, de los responsables del montaje... Que tienen su parte no lo dudo, y seguramente sea una parte importante porque son los que nos están intentando vender el horror cubriéndolo con un gran lazo rosa. Pero los verdaderamente responsables son los que perpetran ese horror. Lo verdaderamente terrible no es ya que eso salga en la tele, sino que eso ocurra.
Hemos regalado un programa de televisión con todo lo que ello conlleva (los halagos de la audiencia, los aplausos del público y sus coronas de "héroes de la maternidad" ) a un grupo de profesionales que, en un mundo más sensato y justo, solo merecerían el descrédito, la desconfianza y hasta una denuncia.
No mis queridas amatxus... no tiene nada de bonito...