jueves, 8 de marzo de 2012
MUJERES TRABAJADORAS, MADRES OCIOSAS???
En un país en el que tener un empleo remunerado es prácticamente un lujo, hablar de las amas de casa como mujeres trabajadoras puede parecer una especie de provocación, un divertimento teorético, un enunciado errante más dentro de un filosofema dudoso. Y sin embargo, por incómodo y fútil que hoy suene, la verdad-verdadera es que las amas de casa son mujeres trabajadoras... De acuerdo. Hoy todo está patas arriba y nadie sabe muy bien por dónde le da el aire ni dónde tiene el culo y dónde la cabeza. Pero yo soy optimista y sé que terminará La Crisis un decenio de éstos, que volveremos a "la normalidad" (?) en algún momento y que entonces, entonces sí, el pseudo-debate acerca del estatus de las amas de casa resurgirá con fuerza para animar los foros, las tertulias de los bares y hasta algún que otro programa de la televisión. Y aunque siempre habrá uno o dos recalcitrantes majaderos que lo pondrán en duda (siempre los hay...), estoy segura de que la sensatez y el sentido común finalmente pondrán las cosas en su sitio: Las amas de casa son parte fundamental de la fuerza trabajadora de un país, y como tal se les terminará reconociendo; social e institucionalmente, en el plano económico tanto como en el cultural. Se dirá bien alto entonces lo que bien alto decimos aquí ahora: LAS AMAS DE CASA SON MUJERES TRABAJADORAS.
Y las madres?
Hoy ha entrado en la tienda una mujer con su bebé recién nacido. Después de unos minutos de consultas y charletas, cuando ya se iba, la he despedido con una sonrisa y un "-...y feliz Día de la Mujer Trabajadora!". Ella se ha girado y desde la puerta, con una sonrisa tan insegura que parecía más una disculpa que otra cosa me ha respondido: "- Jo! Lo de "trabajadora" ahora como que no, eh? Que con lo que me absorbe éste (por el bebé...) no me da para hacer nada en todo el día; vamos, si te cuento la de ropa que se me está acumulando en el cesto de planchar... Uf!" Me ha dado la sensación de que necesitaba hablar un rato sobre ello, pero la timidez o la prisa han forzado la despedida y la cosa ha quedado ahí. Yo me he quedado con las ganas de decirle tantas cosas...
Una psicoterapeuta llamada Naomi Stadlen escribió hace ya algunos años un librito que forma pare del catálogo de pequeñas joyas de mi biblioteca personal y que, de verdad, creo que debería ser de lectura obligada en el puerperio. No para la madre puérpera, que no suele estar para demasiadas lecturas, sino para todas y todos l@s que le rodean, ya sean parejas, suegras, madres, amigas, vecinos, jefes y demás parentela. El libro tiene un título tan sugerente como "Lo que hacen las madres" y un subtítulo aún mejor: "...especialmente cuando parece que no hacen nada". Y de él transcribo:
CAPITULO 6. "NO CONSIGO HACER NADA EN TODO EL DIA"
La mayoría de la gente está de acuerdo en que ser madre es un trabajo muy duro. Pero, ¿cuál es exactamente el trabajo de una madre? En esto hay menos acuerdo. La gente parece pensar que cuidar a un bebé no tiene nada que ver con el trabajo que se supone que debe hacer una madre.
Por ejemplo, imagina a una madre que está enjuagando la ropa de su bebé. Sabe que su hijo está dormido pero que puede despertarse en cualquier momento. Efectivamente, unos minutos después el niño empieza a llorar, así que la madre se seca las manos y va rápidamente a cogerle. Parece que está alterado, así que le acuna un rato. Luego se pregunta si ha tenido un mal sueño y empieza a cantar una cancioncilla que le gusta y suele animarle. ¿Cuál de estas actividades es su trabajo?
La mayoría de la gente diría que al enjuagar la ropa está trabajando, mientras que al coger a su bebé tiene que dejar de trabajar. Las madres suelen hablar de una dolorosa sensación de "fracaso" en esos momentos en los que, si prestásemos más atención, nos daríamos cuenta de que están cuidando a sus hijos. Lo contrario también es cierto. Cuando una madre está ocupada en tareas domésticas concretas y visibles, pero de carácter secundario respecto a sus obligaciones maternales, es muy probable que tanto ella como otras personas digan que "está consiguiendo hacer su trabajo".
Hoy en día una madre puede sentirse muy sóla. La mayoría de la gente no es consciente de lo que hace. Esto no se debe a que la maternidad haya cambiado. Los elementos esenciales de la maternidad parecen ser invariables. Pero el mundo que rodea a una madre está cambiando siempre. Sin embargo, las madres no pueden retirarse a un vacío social. Ser madre es tanto un papel privado como social. Cada madre construye un puente que conecta a su hijo con la sociedad que todos compartimos. Si es un buen puente, su hijo podrá utilizarlo para acceder al mundo exterior. Este puente está basado en su relación mutua. Si se puede relacionar bien con su hijo, éste tendrá la oportunidad de convertirse en una persona que se relacionará bien con nosotros. El conjunto de nuestra sociedad depende de cómo se relacione cada madre con su hijo. Ese ES su trabajo maternal.
Casi nada.
Y sigue:
¿Quién puede predecir el futuro de un bebé? Podría convertirse en un adulto con una gran responsabilidad, o por el contrario encontrarse en una sociedad que le oprime con sus derechos limitados. En esas circunstancias, sus primeras experiencias con su madre y el recuerdo de cómo utilizaba su poder para relacionarse con él pueden resultarle muy útiles en su vida adulta. (...)
Cuando una madre está sentada tranquilamente con su bebé es posible que no registre ningún logro visible. Mientras se considere este tipo de relación como "no hacer nada en todo el día", a la mayoría de las madres les costará reconocer el valor de lo que hacen. Solo se sienten valoradas por los cambios visibles que consiguen. Sin embargo, los cambios visibles pueden ser banales, como señala la socióloga Jessie Bernard: "Se protege, se cuida y se socializa a generaciones de niños con actividades banales como cambiar pañales, lavar los platos, poner tiritas y empujarlos en los columpios".
Una madre "sentada tranquilamente con su bebé". Una mujer sentada en un banco del parque, con un bebé en los brazos y un niño pequeño que corretea a su alrededor y le saluda con la mano. La imagen casi-prototípica de "una madre haciendo de madre". Nos parece la imagen de una mujer ociosa? ...de una mujer que no está haciendo nada? Por desgracia, la respuesta para mucha gente (incluída esa misma madre, muy probablemente!) es SI.
Nuestra sociedad, cuya raíz cultural se hunde hondamente en principios patriarcales y masculinos, tiende a valorar únicamente el trabajo "productivo", el que se sostiene sobre los conceptos-pilares de "rentabilidad" y "resultado", el que se basa en relaciones de poder y dominación (de los materiales, de los mercados, de las personas...), el que responde a un discurso racional, lógico, analítico... Desprecia o ni siquiera contempla la existencia de otra forma de trabajo. Pero el hecho es que las madres trabajan, y trabajan de otra forma. La madre sentada en el banco, la que pasa horas muertas en el sofá con su pequeño de semanas agarrado al pecho, la que ve cómo crece una montaña de platos en el fregadero mientras bailotea con por el pasillo para dormir a su niña o la que no se incorpora a su antiguo puesto de trabajo a las 16 semanas de parir porque quiere seguir cuidando de su hijo; estas mujeres están trabajando y trabajan sin descanso, y lo hacen a todas horas, y trabajan muy duro aunque al final del día no tengan en sus manos un resultado material que lo demuestre. Aunque su trabajo no genere riqueza en el sentido monetario de la expresión (habria que discutir y matizar bastante esta afirmación, pero bueno...). Aunque el discurso de su acción haya sido más intuitivo que racional, más emotivo que analítico, más errático que lógico. Aunque no hayan dominado a nada ni a nadie y la única relación en la que hayan basado su acción, la relación con su hij@, haya sido la del cariño y la de la colaboración. Aunque su forma de trabajar no encaje en el modelo tradicional masculino, no es de recibo negar que las madres trabajan. Su trabajo es, justamente SER MADRES.
De cómo realicen este trabajo depende la calidad de vida (en el sentido moral y no económico de la expresión "calidad de vida", se entiende) de la siguiente generación. Pero, cómo va a realizar un "buen trabajo" una persona convencida de que lo que está haciendo no tiene ningún valor, que no va a ningún sitio, que no está haciendo nada? Cómo va a realizar bien su "labor maternal" una mujer que no es ya que no reciba ninguna valoración positiva por ello sino que, además, se le está haciendo creer y sentir que debería estar haciendo "otra cosa", que está perdiendo el tiempo, que está fallando o fracasando porque no llega a más???? Qué injusto es que una madre tenga que esbozar una media-sonrisa de disculpa cuando me cuenta que con el bebé no puede hacer nada en todo el día y que, por ello, no merece ser felicitada en el día de hoy... Como dice Naomi Stadlen, "si continuamos refiriéndonos a los periodos de tranquilidad maternal como "no hacer nada", la mayoría de las mujeres seguirán considerando que no hacen "nada"" ...y esta conciencia puede ser para muchas mujeres tan perturbadora y tan frustrante que puede llegar a estropear para siempre su experiencia de la maternidad. Qué injusto...
Del trabajo de las madres de hoy, de su trabajo de "ser madres" depende la salud de la sociedad de mañana. Las madres somos las que construímos el mundo, somos la fuerza de trabajo más primaria, más primordial que existe, somos las generadoras de éste o de aquel orden, de ésta o de aquella realidad. Nuestro cometido es tan vasto que da vértigo descubrirlo tan ignorado, tan menospreciado, tan oculto. Creo que hoy es un buen día para reivindicarnos y para gritar que, con nuestros niños colgados al cuello todo el día, no somos "madres ociosas" sino verdaderas MUJERES TRABAJADORAS. Pero no por lo que hacemos en la cocina con un niño colgado al cuello, no por ser capaces de limpiar el baño con un niño colgado al cuello, no por tener la capacidad de escribir un informe comercial en el ordenador con un niño colgado al cuello ni por pasar la mañana entera detrás de un mostrador con el niño colgado al cuello, no: el niño que llevamos colgado al cuello, y no todo lo demás, es nuestro trabajo.
Cuánto costará que se reconozca esto????
Nos queda mucho camino que recorrer para lograr ese reconocimiento social (del reconocimiento económico de nuestro trabajo ya ni me planteo hablar; las 16 semanas de baja maternal de las que "gozamos" en este país son una muestra del grado de evolución mental que tenemos a ese respecto...), mucha tarea por hacer y además hay que empezar a hacerla desde el principio mismo, esto es, desde nosotras mismas, desde nuestra mismísima conciencia. Empecemos a valorarnos nosotras y enseñaremos al mundo a valorarnos. Dediquemos nuestra energía a cuidar a nuestros bebés y hagámoslo con la cabeza bien alta porque al hacerlo, al escucharlo, al amamantarlo, al dejarle dormir durante horas en nuestros brazos, al responder a sus demandas, al "perder el tiempo" jugando con él, al consolarlo, al mimarlo, al educarlo, al cantarle una nana, al jugar con él al balón... al Ser Su Madre, estamos maternando a la Humanidad entera. Aunque no hagamos nada más en la vida, solo con eso ya habremos hecho un gran trabajo.
Feliz Dia de la Mujer Trabajadora a todas las madres del mundo!!!!!
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