Lo copio aquí porque hoy me siento optimista y tengo ganas de compartir con vosotr@s algo simple y bonito.
Espero que os guste ;) !
¿A qué sabe la teta?
Mmmmm… A tortilla de patata!
¿A qué sabe la teta? Mi mamá me lo pregunta a veces, medio en serio-medio en broma, mientras me abraza y me guiña un ojo juguetona. Yo me repantigo en su regazo y le devuelvo el guiño con mi sonrisa desdentada. Abro mucho la boca, saco la punta de la lengua y, entre lametones y pedorretas, le respondo un poco a mi manera; A esa manera de los bebés que solo las mamás entienden.
¿A qué sabe la teta?
La teta de mamá sabe esta noche a tortilla de patata, aunque al mediodía sabía a lentejas con chorizo y hay veces, sobre todo por la mañanita, que sabe a fruta fresca (¡mmmm.!) y a cola-cao con galletas. La teta puede saber a bocadillo de jamón, a ensalada de tomate y a sopa de fideos, y también hay días especiales en los que sabe a langostinos, a foie-gras o a otras cosas complicadas que ni siquiera sé aún cómo se llaman.
La teta sabe rica…
La teta sabe dulce y calentita cuando, sentadas en un banco de la plaza, mamá me achucha entre sus brazos y me dice “-¡Brrrrrrr! ¡Qué frío!” Pero también puede saber a un refresco de leche si es verano y en la playa, debajo de una enorme sombrilla, nos reímos juntas escuchando chillar a las gaviotas. ¡La teta es un poquito mágica!
La teta de mamá hace magia, sí, y sabe a tiritas de colores cuando me doy un coscorrón mientras gateo. Si me aburro sabe a sonajeros y peluches, y puede saber también a serpentinas y matasuegras cuando, después de una siesta muy larga, ¡me despierto con ganas de fiestuqui! Cómo mola la teta…
La teta sabe a juegos y a risas por el día, y por la noche…
…Sssshhhh…
Por la noche, cuando mamá me mece despacio acostadita sobre su pecho, la teta tiene un gustito lejano de tambores, de flautas de madera, de arpas pequeñitas, de cascabeles de cristal… Sabe a las nanas más bonitas del mundo. Y sabe a estrellas fugaces y a luciérnagas si la oscuridad me asusta al escaparme de un mal sueño. Y sabe a un abrazo muy fuerte y a un besito muy suave si me siento sóla al despertar. Sabe a besos, sí… A veces, cuando él ha tomado un ratito antes que yo, la teta sabe a los besos de mi hermano. Eso me encanta…
La teta por la noche sabe un poco a mi hermanito y, también, a los ronquidos de papá.
A los cuentos de la abuela, a los cumpleaños de los primos, a las palabras de los amigos que tendré, al corazón de todos los que ya me quieren y de los que algún día me querrán. Sabe a corazón, sí, eso es.
Pero sobre todo, sobre todo, sobre todo…
-¿A qué sabe la teta, cielo?
-A ti.
¡La teta sabe a mi mamá.!
Mmmmm… A tortilla de patata!
¿A qué sabe la teta? Mi mamá me lo pregunta a veces, medio en serio-medio en broma, mientras me abraza y me guiña un ojo juguetona. Yo me repantigo en su regazo y le devuelvo el guiño con mi sonrisa desdentada. Abro mucho la boca, saco la punta de la lengua y, entre lametones y pedorretas, le respondo un poco a mi manera; A esa manera de los bebés que solo las mamás entienden.
¿A qué sabe la teta?
La teta de mamá sabe esta noche a tortilla de patata, aunque al mediodía sabía a lentejas con chorizo y hay veces, sobre todo por la mañanita, que sabe a fruta fresca (¡mmmm.!) y a cola-cao con galletas. La teta puede saber a bocadillo de jamón, a ensalada de tomate y a sopa de fideos, y también hay días especiales en los que sabe a langostinos, a foie-gras o a otras cosas complicadas que ni siquiera sé aún cómo se llaman.
La teta sabe rica…
La teta sabe dulce y calentita cuando, sentadas en un banco de la plaza, mamá me achucha entre sus brazos y me dice “-¡Brrrrrrr! ¡Qué frío!” Pero también puede saber a un refresco de leche si es verano y en la playa, debajo de una enorme sombrilla, nos reímos juntas escuchando chillar a las gaviotas. ¡La teta es un poquito mágica!
La teta de mamá hace magia, sí, y sabe a tiritas de colores cuando me doy un coscorrón mientras gateo. Si me aburro sabe a sonajeros y peluches, y puede saber también a serpentinas y matasuegras cuando, después de una siesta muy larga, ¡me despierto con ganas de fiestuqui! Cómo mola la teta…
La teta sabe a juegos y a risas por el día, y por la noche…
…Sssshhhh…
Por la noche, cuando mamá me mece despacio acostadita sobre su pecho, la teta tiene un gustito lejano de tambores, de flautas de madera, de arpas pequeñitas, de cascabeles de cristal… Sabe a las nanas más bonitas del mundo. Y sabe a estrellas fugaces y a luciérnagas si la oscuridad me asusta al escaparme de un mal sueño. Y sabe a un abrazo muy fuerte y a un besito muy suave si me siento sóla al despertar. Sabe a besos, sí… A veces, cuando él ha tomado un ratito antes que yo, la teta sabe a los besos de mi hermano. Eso me encanta…
La teta por la noche sabe un poco a mi hermanito y, también, a los ronquidos de papá.
A los cuentos de la abuela, a los cumpleaños de los primos, a las palabras de los amigos que tendré, al corazón de todos los que ya me quieren y de los que algún día me querrán. Sabe a corazón, sí, eso es.
Pero sobre todo, sobre todo, sobre todo…
-¿A qué sabe la teta, cielo?
-A ti.
¡La teta sabe a mi mamá.!
Que bonito.
ResponderEliminarBesos guapa